Razón del viaje



Camino por la luna…
espero un beso febril, y puede que algo más.
Cada día, una liana simbólica se enreda en mi cuerpo,
pero no es una prenda que resguarda;
no es un mimo.

Apenas doy un paso alguna estrella se derrumba…
en las noches se me dificulta la actitud de caracol,
entonces, me desvelo en el monótono trabajo
de extirpar masa pétrea de mis pies y de mis manos,
y temo, que se me venga encima el universo;
me consuela saber las cicatrices,
intachables pruebas de mis sergas.

Es todo una aventura, es todo por un beso.

Parece que la luna es infinita,
tanto tiempo recorriendo su cuerpo de nata y maleficios.
Tan perfecta y tan pérfida balancea en su misterio
a este cuerpo frágil y gastado, ahora por la espera.

Sospecho tan cerca la certeza…
sé que debo olvidarme de papalotes y helicópteros azules,
este debe ser un juego transparente, un sorteo de la vida…
aun queda oxigeno para prolongar el viaje.

Estar en el limbo por un sueño es cosa seria.
Camino por la luna…
Quizás te haya sentido y no lo creo,
puede que ya conozca tu sabor: amarando y fresa?
Podría suceder que nunca llegues… esta parte no la quiero imaginar.

Camino por la luna, han pasado treinta años, han pasado.
He intentado abrazar la quinta esencia pero todo se me ha resistido,
de ahí: las heridas en el cuerpo, el desvaír de mis ojos,
el candor que todo oculta.

Es cuestión de principios concederle a mi espíritu un beso,
es por eso que he venido a este planeta,
por un beso febril,
y puede que algo más.

Copyright Yamilka Noa