Te recordaré una vez al mes,
por esos días en que las mujeres esperamos el periodo,
de locura, en que nos volvemos magdalenas desesperadas.
Te recordaré, como hoy, cuando encuentre una foto tuya en una esquina del armario,
cuando imagine otra vez tu sonrisa estática, de hombre despreocupado.
Te recordaré como en aquellos días en que recogías conchas para mí y con ellos
yo confeccionaba un souvenir que luego te entregaba.
Sé que tú también me recordarás; enojada a veces,
una mujer que ante la vida se encogía como un caracol, despavorida.
Pero cuando reunía fuerzas para salir, estallaba de brío.
Me recordarás bailando a la hora de vestirme,
mortificándote porque tenías que esperar horas por mí, cuando yo me maquillaba.
Te recordaré preparándome la cena, cuidándome como a una princesa,
de rodillas a mis pies algunas noches, suplicándome entenderte,
y yo tan dura, tan dura.
Te recordaré en el aeropuerto, cuando nos insultamos y luego nos besamos,
por horas, hasta que me tocó partir.
Tú me recordarás dulce, aferrada a tu cuello, buscando tu pecho en las noches para dormir, buscándote cuando no estabas en las noches, siempre lejos; -esto no lo quiero recordar-.
Nos recordaremos,
tus recuerdos serán más objetivos que los míos, pero nos recordaremos,
con pensamientos simples pero tan vivos,
que por más que intentemos matar a la memoria, el recuerdo perdurará para siempre.
Yamilka Noa - Todos los derechos reservados 2009