FABULA EN VERANO
Ya esta curada, ni huellas de llanto hay en sus ojos,
todo a su origen llega después del vendaval.
Quietas las olas, el viénto quieto
y la tierra que abrirse parecia bajo los pies,
yace como si el sismo que devoró sus estamentos
no hubiese sucedido.
Es que el fuego del amor y sus carbones
incinera la pasión en el olvido.
© Ernesto R. del Valle.
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Agosto 3, 2014