Después del maquillaje,
el vestido rosa, las risas…
La copa de sangre esperando.
-¡No la tragues! – me digo.
Sé que terminaré suicidándome
de mí misma.
Me veo ya pálida,
desmayando en los brazos del silencio,
sofocada por el caos
que mantiene en orden mi vida.
-¡No la tragues!, - me digo.
La soledad me preparó el trago
venenoso.
Poema del libro inédito "Ecos de tristeza"
Yamilka Noa - Todos los derechos reservados 2009